La Decisión de Wroclaw #7 - www.SiguienteViaje.com
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La decisión de Wroclaw #7

La vida consiste en tomar decisiones, unas decisiones que harán que sigas un camino u otro.

Algunas de las que tomamos son fáciles, como saber lo que vas a comer esta noche o cual será el próximo libro que vas a leer.

Pero hay otras más complicadas, elegir la carrera, cual será el próximo viaje o la decisión de con quien pasarás el resto de tu vida.

Pero todas tienen una cosa en común, sea cual sea la opción elegida, nunca sabrás que hubiera sucedido si no la hubieras escogido.

Pero, ¿porque siempre tenemos que elegir nosotros si lo pueden hacer los demás?.
Por ejemplo Mauro, el cual eligió nuestro siguiente destino sin saberlo.

Después de pasar la noche en casa de Aleksandra, fue levantarnos y encontrar el desayuno preparado encima de la mesa.

Un gesto de agradecimiento por parte de ella después de prepararle la cena la noche anterior. Si eres agradecido con las personas, ellas lo serán contigo.

La duda nos perseguía desde hace varios días, muchas horas dándole vueltas para elegir la próxima parada y nada.

¿Derecha o izquierda?, ¿arriba o abajo?, ¿Polonia o la Republica Checa? Y nada, no había manera de ponernos de acuerdo.

Así que para que vamos a discutir más si lo puede decidir otra persona.

“Robamos” un cartón del supermercado, cogimos el rotulador y escribimos la gran frase:

“VAMOS DONDE VAYAS”

Y otra vez a la aventura, pero ahora sin rumbo y sin destino con el único objetivo de decidir una dirección.

La deseada elección se hizo de esperar, eran pasadas las diez cuando empezamos con el dedo y cerca de las once y media cuando Mauro y su furgoneta se detuvo delante de nosotros para llevarnos en ella.

No se porque pero me esperaba ir a la Rep. Checa, quizá era mi subconsciente que me avisaba de lo que en realidad quería hacer.

Mauro no coincidía con mis pensamientos y tomó la dirección de Wroclaw.

Wroclaw se escribe, se pronuncia “brosua” y en español se dice Breslavia. Como cuando te recomiendan un restaurante, hasta que no vas y lo pruebas no sabes si te va a gustar.

Ni que decir tiene que lo que sabía en ese momento de aquel lugar era menos que de Geometría analítica y el teorema de Pierre Fermat.

Pero para aprender alguna cosa, todavía me quedaban 130 kilómetros. Y creo, que lo conseguí.

Despedimos a Mauro en un área de servicio. La persona que sin querer decidió nuestro futuro. Aunque si lo piensas bien, nosotros decidimos que él fuera quien lo eligiera.

Normalmente, hay dos tipos de personas las cuales recogen autoestopistas.

El primer grupo está formado por la gente que solo quiere llevarte de un sitio a otro, sin hablar, sin conversación.

Y luego están los que te recogen para que les hagas el viaje más ameno. Para que les cuentes tu vida y ellos la suya.

Los últimos son mis preferidos, con ellos cualquier pregunta tiene una respuesta sorprendente y cualquier conversación acaba con una señal de admiración.

La pareja formada por Iván y Marcelina fue la que nos tocó para acercarnos hasta la tan desconocida ciudad.

Desconocida era antes de subirme a su Skoda, porque cuando bajé parecía que había vivido allí durante toda mi vida.

Pero no solo hablamos de Wroclaw, otro tema que me sorprendió es que me preguntaran por el tema de Catalunya. Dejando a un lado lo político, no es la primera vez que me pasa, creo que en Lituania también me preguntaron.

Me parece alucinante que alguien de una ciudad polaca o lituana este informado sobre lo que pasa en la política de un país que está a más de cuatro mil kilómetros.

Me preguntan a mi quien es el presidente del gobierno de sus países y no daría ni un nombre.

Pero daba mucho gusto escuchar cada palabra de ellos, tenia envidia de cada historia que contaban, fue un placer habernos encontrado y mucha pena por no volver a vernos.

Y ahí estábamos, en la segunda ciudad más importante de Alemania durante la segunda guerra mundial, después de su capital Berlín.

Pero de ella hablaremos más adelante, porque éste lugar merece un sitio especial en nuestra historia.

 

Ahora es el turno del couchsurfing, ¿por qué en las ciudades pequeñas es más fácil encontrar alojamiento que en las ciudades grandes?

Todavía no tengo respuesta, pero esa pregunta se cumplió a la perfección en la ciudad de Wroclaw.

Michal acudió a nuestra llamada rápidamente para acogernos en su casa. Un joven trabajador de la empresa de móviles Nokia el cual, como si de un campamento se tratara, compartimos su habitación los tres juntos.

Y ahora sí, un espacio dedicado para el lugar que según dicen, fue donde acabó la segunda guerra mundial, ya que fue la última ciudad alemana en rendirse incluso después de Berlín.

De cada lugar que visito siempre intento buscar esas historias particulares, esas anécdotas que hacen que el destino se haga más y más interesante a medida que van pasando las horas.

Una ciudad muy importante durante la segunda guerra mundial. No se si es cierto, pero dicen que era la ciudad favorita de Hitler, lo que si es real es que aquí ganaba todas las elecciones.

Pocas cosas quedaron en pie después de la trágica guerra, pero una de ellas fue su asimétrico ayuntamiento.

Y no podemos dejar de lado su fabulosa estación de tren, la más importante de Europa durante los años 40.

La leyenda que corre al alrededor de ella dice que un mes antes de acabar la segunda guerra mundial salió de allí el llamado tren de oro nazi.

Un tren de más de 120 metros de largo con 24 vagones llenos de oro, joyas y obras de arte de incalculable valor.

Su destino era Berlín, pero nunca llegó.

Los rumores dicen que se encuentra enterrado bajo las montañas de la región, pero nadie ha sido capaz de encontrarlo aún.

La ciudad no acaba aquí, porque a medida que vas caminando en busca de los atractivos turísticos te vas encontrando con pequeñas figuras con aspecto de gnomo.

 

Cada una diferente y cada cual más divertida que la anterior. Todo empezó por un movimiento protestante durante la década de los 80.

Y ahora, en la puerta de cada comercio un gnomo te da la bienvenida. Es imposible hacerte una foto con todos, ya que según cuentan, hay más de 300 repartidos por toda la ciudad.

Destino, casualidad, recomendación, no sé como llegamos hasta aquí, pero verdaderamente pienso que ha sido el destino más sorprendente del viaje.

Cuando no esperas nada de un lugar, te sorprende más si cabe que cualquier otro. Y eso nos ha pasado con Wroclaw, una ciudad que no aparece en los mapas turísticos pero que bien merece una gran visita.

¿Y ahora? Seguir por Polonia nos ha quitado la posibilidad de ir a la tan esperada Praga, asi que la mejor opción será cruzar la frontera hasta la poderosa Alemania para llegar hasta Berlín.

El problema es la cantidad de kilómetros entre Wroclaw y Berlín.  Toda esa distancia nos hace pensar en parar en Dresde durante un día para luego seguir hasta la capital germana.

 

Pero esto es otra historia. Porque para contar, primero hay que vivir.

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