
01 Ago La Brujas de Gante #12
Hay momentos, historias, libros, películas… que nunca quieres que lleguen a su final, pero en cambio, estás deseando que terminen para saber como acaba.
En ese punto estamos nosotros, sabemos que el fin esta cerca y no queremos acabar, pero sí ver el final.
Echando la vista atrás recuerdas momentos que parecen muy lejanos pero los cuales solo han pasado hace unos pocos días.
Ya habrá tiempo para hablar del pasado, ahora toca escribir la historia del presente.
Ese se encuentra en una gasolinera a las afueras de Bruselas.
La gente se queda impresionada cuando contamos que viajamos por Bélgica en autostop.
País pequeño, distancias cortas y buena comunicación entre ciudades.
Está todo pensado para coger un tren, pagar los 7€ del trayecto e ir en 50 minutos de Bruselas a Gante.
Nosotros, utilizamos esos minutos para llegar hasta la nombrada gasolinera. Luego tuvimos suerte de que el coche de Peter saliera 10 minutos después de que llegáramos.
Peter, un padre que iba a ver a sus nietos paró el coche y nos invitó a subir a él.
Entre conversación y conversación quedó a medias una gran amistad. Hay personas que con solo hablar unos minutos ya sabes que quieres que sean tus amigos.
Peter era una de ellas, lastima que no lo vaya a volver a ver.
Nos dejó en el centro de Gante, a dos minutos de la Catedral.
A cinco minutos del castillo.
Y a 20 minutos de Murphy.
Murphy es un gato gris que hace todo lo contrario a lo que deseas que haga, de ahí el nombre.
Pertenece a Karma, una madre divorciada y con dos hijos. Utiliza AirBNB para alquilar la segunda habitación de su casa.
Pero cuando ni los niños, ni las reservas en AirBNB coinciden, cede la habitación a couchsurfers que visitan la ciudad.
La tercera tortilla de patatas del viaje le tocó a ella. Así que con mucho gusto cocinamos una comida típica española.
Un día más o un día menos, nosotros seguíamos con nuestra travesía por Bélgica.
Lejos de coger un tren, seguimos con nuestra idea de viajar en autostop. En esta ocasión el destino era Brujas.
Todo el mundo nos decía que la ciudad de Brujas era la más bonita de todo el país. Por ese motivo, decidimos ir hasta ella.
Creo que esta vez el tren salía a menos de 6€ por persona y la distancia era menor a 50 kilómetros.
20 minutos estuvimos de pie hasta que Marie y Jan pararán su coche. La sorpresa vino dentro, cuando su perro Meth estaba esperándonos en los asientos traseros.
Es curioso que la mayoría de la gente que encontramos por el camino a viajado a España, pero más curioso es que todos hayan estado en Málaga.
El trayecto fue tan corto que a Carmen no le dio tiempo a dormirse. En media hora ya estábamos paseando por las calles de la ciudad belga.
La historia de nuestra vida la vamos escribiendo día a día desde que nacemos, y no es hasta el final de los días cuando ves todo lo que has realizado.
Brujas es preciosa, quizá una de las ciudades más bonitas de nuestro viaje.
Siglos y siglos de historia a sus espaldas y día a día escribiendo su vida. Ahora parece que la cantidad de turistas que la visitan empañan la belleza que tiene y no dejan disfrutar de todo lo que ha conseguido esta ciudad.
Pero aun así, Brujas y sobretodo Bélgica, merecen una fotografía.
Los días pasan, la mochilas pesan cada vez más y los kilómetros se van acabando. Es hora de empezar a pensar en un final, un lugar donde acabar.
Para llegar a España es necesario pasar por Francia, pero para pasar a España, no hay solo un lugar para hacerlo. Ahí viene el problema…
De momento tenemos tiempo para pensarlo, lo que hemos decidido es que Paris tiene que formar parte de este viaje.
Pero pase lo que pase, seguiremos escribiendo día a día nuestra historia aunque no queramos que acabe nunca.
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