
15 Mar El día que me ofrecieron dinero
Recuerdo el primer día de autostop, de eso hace ya más de 2.800 Kilómetros y 26 días. Y recuerdo aquella primera persona que paró y su consejo.
-No visitar Houston. Hay mucha gente peligrosa allí – nos recomendó.
Me paré a pensar y es que para poder viajar en autostop necesitas personas, gente que quiera parar su vehiculo para llevarte.
Así, que a pesar de los consejos hemos decidido ir a Houston en busca de una buena o mala persona que quiera parar su coche para llevarnos.

Las noticias que nos llegan no son del todo buenas, llueve, y parece que no va a parar. Leo un artículo el cual dice que se aproxima un ciclón bomba al centro de EEUU, justo donde ahora nos encontramos.

Según nos levantamos el día del autostop vemos que por la ventana llueve, el tiempo en google dice que a las 10.00h se acabarán las lluvias en Dallas.
Decidimos acercarnos hasta una gasolinera muy cerca del lugar donde empezaríamos hacer dedo y esperar allí hasta que amainara.
Allí se nos acercan dos personas, una nos quiere dar unos dólares y la otra nos pregunta su hemos comido. Les damos las gracias y rechazamos cualquiera de las dos invitaciones.
Cuando las gotas de agua dejaron de caer nos pusimos a una entrada de la interestatal número 45. Muy pronto paró Audón Perez.
Méxicano, de la ciudad de Monterrey, entró en Estados Unidos caminando, ahora trabaja de transportista entre la frontera y Oklahoma, ha hecho su familia en el país, los otros siete hermanos siguen en México, imposible entrar ahora para ellos, imposible para él cruzar la frontera para verlos.

1 hora y media de trayecto hasta Fairfield, la lluvia volvió a presentarse e impedir que siguiéramos el camino. Nos reguardamos en una cadena de comida hasta que el tiempo nos volvió a dejar ponernos a un lado de la carretera con el cartel número 45.

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Llevábamos un tiempo hasta que paró un coche negro, le pregunté su destino, 15 millas y saco de su bolsillo la cartera de la cual nos ofreció unos dólares.
– No lo necesitamos – le contesté.
Se sorprendió, le dimos las gracias y continuó su camino.
Estuvimos otro rato largo en el mismo lugar, no era muy bueno, pero era el único, si nadie parada allí nos quedaríamos hasta que alguien, algún día se detuviera.
Pero la realidad que no fue así, a veces no hay que esperar a que un coche pare, a veces hay que ir a buscarlos.
Al lado del lugar, justo enfrente del Taco Bell paró una autocaravana. Se veía grande, lujosa, con todo tipo de detalles.
Le dije a Carmen que se acercara a preguntar dónde iban. Se mostraron incrédulos, le hicieron las típicas preguntas sobre el viaje, nuestro país de origen y nuestro destino y dio la casualidad que también iban a Houston.

Estas líneas son una muestra de las grandes personas que hay este país, nuestro pensamiento hacía él cambia a mejor cada día.
Ahora estamos en Houston, alojados en casa de Walter, nuestro couchsurfing en la cuarta ciudad más grande los Estados Unidos.

El siguiente destino me llama mucho la atención, Nueva Orleans. ¿Alguna recomendación?


Raquel
Posted at 13:13h, 16 marzoNueva Orleans es la ciudad más especial. Para cenar ir a un centro comercial que está junto al agua. Arriba del todo hay un sitio de comida rápida de ostras gambas…. probarlo!